4 El rey ordenó a Jilquías, al segundo de los sacerdotes y a los
encargados del umbral que sacaran del santuario de Yahveh todos los
objetos que se habían hecho para Baal, para Aserá y para todo el ejército de
los cielos; los quemó fuera de Jerusalén en los yermos del Cedrón y llevó
sus cenizas a Betel.
5 Suprimió los sacerdotes paganos que pusieron los reyes de Judá y
que quemaban incienso en los altos, en las ciudades de Judá y en
los
contornos de Jerusalén, a los que ofrecían incienso a Baal, al sol, a la luna, a
los astros celestes y a todo el ejército de los cielos.
6 Sacó la Aserá de la Casa de Yahveh fuera de Jerusalén, al torrente
Cedrón, la quemó allí en el torrente Cedrón, la redujo a cenizas y arrojó las
cenizas a las tumbas de los hijos del pueblo.
7 Derribó las casas de los consagrados a la prostitución que estaban en
la Casa de Yahveh y donde las mujeres tejían velos para Aserá.
8 Hizo venir a todos los sacerdotes de las ciudades de Judá y profanó
los altos donde quemaban incienso, desde Gueba hasta Berseba. Derribó los
altos de las puertas que estaban a la entrada de la puerta de
Josué,
gobernador de la ciudad, a la izquierda según se pasa la puerta de la ciudad.